Para que las historias de usuario sean efectivas, deben seguir una estructura simple y consistente que ayude a todos a entender tres cosas clave: quién se beneficia, qué se quiere lograr y por qué es importante. Esta estructura no es una regla rígida, sino una guía que ha demostrado ser increíblemente útil.
La estructura más conocida y utilizada para escribir historias de usuario fue popularizada por Mike Cohn y sigue este formato:
Como [tipo de usuario],
quiero [realizar alguna acción],
para [obtener algún beneficio o valor].
Desglosemos cada una de sus partes:
La cláusula "para [beneficio]" es el corazón de la historia de usuario. Sin ella, el equipo de desarrollo solo sabe lo que tiene que construir, pero no por qué es importante. Expresar el valor de negocio tiene varias ventajas cruciales:
La forma en que se redacta una historia de usuario puede marcar la diferencia entre la claridad y la confusión. Veamos algunos ejemplos para ilustrarlo.
Como usuario, quiero una barra de búsqueda para buscar.
¿Por qué está mal? Es redundante ("buscar para buscar"), no especifica el rol del usuario y no aporta ningún valor de negocio. El equipo no sabe qué tipo de búsqueda implementar.
Como comprador con prisa,
quiero buscar productos por su nombre,
para encontrar rápidamente lo que necesito sin navegar por categorías.
¿Por qué está bien? Define un rol claro ("comprador con prisa"), una acción específica ("buscar por nombre") y un beneficio evidente ("encontrar rápidamente").
El sistema debe exportar los datos a CSV.
¿Por qué está mal? Esto no es una historia de usuario, sino un requisito técnico. No dice quién lo necesita ni para qué. Es una orden, no una descripción de una necesidad.
Como analista de marketing,
quiero exportar la lista de usuarios registrados a un archivo CSV,
para poder analizar los datos demográficos en una hoja de cálculo.
¿Por qué está bien? Identifica al usuario (analista de marketing), la acción (exportar a CSV) y el propósito (analizar datos), lo que da contexto y sentido a la tarea.