Para construir un modelo híbrido eficaz, primero debemos entender los bloques que lo componen. Las metodologías de desarrollo de software se dividen generalmente en dos grandes familias: las tradicionales (o predictivas) y las ágiles (o adaptativas). Conocer sus características es clave para saber cómo combinarlas.
Se basan en una planificación exhaustiva y secuencial. El proyecto se divide en fases distintas y cada una debe completarse antes de iniciar la siguiente.
Nacen como respuesta a la rigidez de los modelos tradicionales. Priorizan la flexibilidad, la colaboración con el cliente y la entrega de valor en ciclos cortos e iterativos.
La siguiente tabla resume las diferencias fundamentales entre ambos enfoques:
Aspecto | Modelos Tradicionales (Ej. Cascada) | Modelos Ágiles (Ej. Scrum) |
---|---|---|
Planificación | Exhaustiva y al inicio del proyecto. Se crea un plan detallado que se intenta seguir de forma estricta. | Adaptativa y continua. Se planifica en detalle solo para la siguiente iteración (Sprint). El plan a largo plazo es flexible. |
Ejecución | Secuencial y por fases. No se empieza una fase hasta que la anterior ha terminado. | Iterativa e incremental. Se construye el producto en pequeños incrementos funcionales. |
Control | Centrado en el seguimiento del plan. El éxito se mide por el cumplimiento de hitos, plazos y presupuesto. | Centrado en la entrega de valor. El éxito se mide por la satisfacción del cliente y la calidad del producto funcional. |
Gestión del cambio | Los cambios son vistos como un problema. Son costosos y se desaconsejan una vez iniciado el desarrollo. | Los cambios son bienvenidos. El proceso está diseñado para adaptarse a nuevos requisitos en cualquier momento. |
Documentación | Exhaustiva y formal. Es un entregable clave del proyecto. | La mínima necesaria. Se prefiere el software funcional a la documentación extensiva. |
La idea detrás de un enfoque híbrido es que no hay por qué elegir un extremo. Se puede construir un puente entre la disciplina de los modelos tradicionales y la agilidad de los modelos adaptativos.
“Mezclar lo mejor de ambos mundos” significa tomar las fortalezas de cada uno y aplicarlas donde más valor aportan:
Por ejemplo, un equipo puede usar un plan de proyecto general (tradicional) para definir los grandes hitos y el presupuesto, pero ejecutar el trabajo diario usando Sprints de Scrum (ágil) para desarrollar las funcionalidades. De esta forma, la dirección tiene la previsibilidad que necesita, mientras que el equipo de desarrollo conserva la flexibilidad para construir el mejor producto posible.